En el año 2015, se dio a conocer a los habitantes de la Costa Abajo de Colón y Coclé del Norte un proyecto que podría cambiar sus vidas para siempre: la construcción de una carretera, una conexión directa desde Miguel de la Borda hasta Coclé del Norte.

Imaginen por un instante, más de 10 mil corazones latiendo al ritmo de la esperanza.

Este proyecto, presentado por el entonces Ministro de Obras Públicas, se alzaba como un faro de oportunidades para estas comunidades, que durante años han anhelado una solución vial que los acerque al resto del país.

Este ambicioso plan abarcaba la creación de una carretera de 40 km, una senda que acortaria distancias y ampliará horizontes. Pero no era solo asfalto y cemento, era la materialización de sueños postergados, la respuesta a un clamor que ha resonado en las montañas y las playas de esta maravillosa region caribeña del país.

En aquel Consejo de Gabinete, el 30 de  junio 2015, el ministro afirmó con determinación: "Esta carretera es la solución que nuestros hermanos y hermanas de la Costa Abajo han estado esperando. Y es hora de que sus voces sean escuchadas y atendidas". Pero como sabemos, en ocasiones las promesas quedan suspendidas en el aire, como un suspiro que nunca se materializa.

Ocho años han transcurrido desde entonces, bajo administraciones que dejaron atrás las esperanzas de los pobladores. Sin embargo, en este mismo instante, estamos ante una oportunidad dorada, un renacer que destella como el sol al amanecer. Un grupo de valientes, los corazones más decididos de estas comunidades, se han unido y han dado los primeros pasos hacia un futuro mejor.

En los años 2021 y 2022, con la determinación como brújula y el esfuerzo como motor, han iniciado el acceso a la civilización. Aunque el camino es áspero y solo transitable a lomo de caballo o a pie, su voluntad les ha permitido desafiar la adversidad y la temporada lluviosa. No obstante, este es solo el primer capítulo de la historia que están escribiendo.

La siguiente etapa se yergue ante nosotros con un llamado urgente: el mejoramiento de la carretera, la edificación de puentes y cajones Pluviales que otorguen un acceso digno, incluso para los vehículos 4x4. ¿Y qué sería de un sueño sin la fuerza colectiva para hacerlo realidad? Es aquí donde su ayuda entra en juego, donde su generosidad se convierte en un ladrillo fundamental de esta gran obra.

Convocamos a todos los corazones sensibles, a aquellos que desean ver a estas comunidades prosperar y a sus ciudadanos florecer. Juntos, podemos transformar lo que parecía un sueño lejano en una realidad palpable. Su aporte, sin importar su tamaño, tendrá un impacto duradero, no solo en las vidas de los beneficiarios directos, sino en el alma misma de nuestro país.

Cada donación es una semilla de cambio, un gesto que se verá reflejado a lo largo de los años, un eco de solidaridad que resonará en el corazón de cada persona que se beneficie de esta carretera. Es un acto de amor a la patria y a sus hijos, es una inversión en un futuro más conectado, más justo y más prometedor.